Winston Churchill. Político, primer ministro del Reino Unido durante la II Guerra Mundial
Sin duda alguna Churchill tenía grandes habilidades, pero siempre destacó su enorme capacidad de oratoria. Esta fue la que permitió mantener la esperanza de todo un pueblo en los momentos más duros de una guerra, con Hitler a las puertas y todo aparentemente perdido. Prueba de ello son sus míticos discursos, alguno de los cuales han quedado grabados y así lo atestiguan.
Parece anecdótico que precisamente sea él quien firme esta frase, se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho más para sentarse y escuchar. La escucha, el silencio activo es una parte de la comunicación que solemos olvidar. Lo normal es que una conversación entre dos o más interlocutores sea una sucesión de comentarios, que vamos soltando alternativamente. Frases en las que el yo está muy por encima del tú o el vosotros. Sentados a la mesa, compartiendo un café o unas cañas, esperamos nuestro turno para colar esta o aquella frase, esperando que esto nos posiciones por encima de los demás dentro del grupo. En un entorno distendido lo puedo llegar a entender, lo que ya me encaja menos es cuando llevamos esa forma de comunicar a entornos más singulares, como la familia, por ejemplo.
Si tenemos que resolver una crisis doméstica, por ejemplo, acabas de descubrir que tu hijo está bajando su rendimiento escolar y además tienes sospechas de que se pasa las noches chateando en el WhatsApp o viendo vídeos en Twitch o Youtube. ¿Cómo vas a reaccionar, qué forma de comunicación vas a elegir? De camino a casa, después de una dura jornada de trabajo, vas preparando el sermón que le vas a soltar a la criatura. Tiene que ser contundente, firme, que quede claro que se está jugando su futuro. Tú lo sabes bien porque eres su madre y bla, bla, bla… Tú mismo te vas retroalimentando, tu amígdala cerebral y alguna que otra hormona te van preparando para el encuentro. Y tú solo vas teniendo esa conversación en la que le dejas todo claro, clarito.
Si la intención es llegar a casa y arrollar a tu hijo con tu argumentario vas por el buen camino. Sí, ya lo sé, eso mismo es lo que hicieron contigo y conmigo y tampoco nos ha ido tan mal. Párate un poco y reflexiona. Seguramente que, si lo piensas fríamente, si te ha ido más o menos bien lo más probable es que sea por otros motivos, no por las chapas que te dieron tus padres.
Mi propuesta es que en vez de empezar con un monólogo hagas preguntas: ¿qué ha pasado, por qué crees que… esto o aquello? Pregunta y después escucha. Un refrán castizo dice: la palabra es plata y el silencio oro. Escucha pacientemente, no te limites a dejar hablar para después soltar tu discurso. Vete tomando notas mentales de todo lo que escuches…y de lo que veas, atiende a su lenguaje no verbal.
Una técnica usada en los interrogatorios (déjame que sea un poco malo) es dejar hablar al interrogado. El que mucho habla suele entrar en contradicciones o acabar contando más de lo que hubiese querido inicialmente. Después de que tu hijo haya respondido a tus preguntas (las que podías llevar preparadas o las que hayan surgido) tómatelo con calma. Valora si es necesario que respondas en ese momento. Si crees que debes pensar en la respuesta, dilo, no pasa nada. Responder y reaccionar no es lo mismo. La primera requiere una reflexión previa, mientras que la segunda es más ins-tin-ti-va.
Cuando tengas la respuesta que te parezca más adecuada, vuelve a buscar el momento oportuno para decírsela. Sé que son muchas cosas, siempre es más fácil llegar y soltar el sermón, descargar ese montón de emociones con frases hechas como: te vas a enterar… no te da vergüenza… porque yo con tu edad… Lo ves, Churchill tenía razón, hace falta mucho más coraje para sentarse y escuchar.
Estas son “Citas de un Calendario”, un proyecto de AtlanTICs en el que reflexionamos a partir de esas citas que podemos encontrar en una agenda o en un calendario y que nunca pensamos que pudieran servir para nada.
Que tengas un buen día.
El tema musical es Your Summer Lifestyle de INFRACTION
https://www.jamendo.com/track/1861105/your-summer-lifestyle