No mirar ya no es una opción

Nuestros hijos están en peligro. Y esta vez, el peligro no viene de la calle, ni de desconocidos en un parque. Viene desde dentro de nuestras casas, desde una pantalla que parece inofensiva. Pero no lo es.

Desde la Asociación AtlánTICs, @santireytics lleva tiempo encendiendo todas las alarmas: estamos criando una generación sola, desprotegida y expuesta en el entorno más agresivo y manipulador que jamás haya existido: internet y las redes sociales.

Niños de 8, 9 o 12 años navegan sin control por plataformas donde todo vale: violencia, pornografía, discursos de odio, retos virales peligrosos, acoso, grooming… Tras muchos perfiles se esconden adultos que simulan ser jóvenes para engañar, extorsionar, manipular y abusar.

Y mientras tanto, muchos padres miran hacia otro lado. O peor: creen que «es normal», que «todos lo hacen», que «ya aprenderán». Pero lo que aprenden solos no es inocente: es cruel, distorsionado y brutal.

El acceso sin filtros al contenido sexual está afectando directamente a la forma en que niños y adolescentes entienden el deseo, el respeto y la relación con el otro. Cada vez más menores están implicados en agresiones sexuales. Esto no es casualidad. Es el síntoma de una sociedad que ha renunciado a educar.

Las redes sociales están llenas de referentes tóxicos, de mensajes deshumanizantes, de comparaciones constantes. La autoestima de nuestros hijos se construye a base de likes, filtros y validación externa. Y cuando no la consiguen, aparecen la ansiedad, la autolesión, la dependencia, el aislamiento.

¿De verdad vamos a seguir llamando a esto “progreso”?

@Santireytics no habla desde la teoría. Habla desde la experiencia, desde la calle, desde las aulas. Donde ve cada día a niños rotos por dentro, disfrazando su dolor tras una pantalla.

Por eso aplaudimos decisiones como la de la Xunta al limitar el uso del móvil en los colegios. No es represión: es protección. Es sentido común. Es amor en forma de norma. Educar es poner límites. Es acompañar. Es mirar a los ojos y no al móvil. Nuestros hijos necesitan nuestra presencia más que nuestra permisividad. Necesitan hablar de sexualidad, de ética, de redes. Necesitan guía, verdad y refugio. Y sobre todo, necesitan valores. Valores que les enseñen a discernir, a respetar, a cuidar de sí mismos y de los demás. Valores que no se transmiten en una pantalla, sino en casa, con el ejemplo diario de padres presentes y coherentes. Porque la educación no es solo tarea de la escuela: es responsabilidad de los progenitores. No podemos permitir que las redes impongan lo que antes enseñaban las familias. Si no somos nosotros quienes les formamos, lo hará internet, sin filtro, sin compasión y sin ética. Educar no es dejarles solos, es acompañarles con criterio, con límites y con amor firme.

Desde la Asociación AtlánTICs te lo decimos claro: No actuar es dejarles solos. Y solos, no pueden.

Consulta recursos como los de INCIBE (incibe.es/menores).

Infórmate. Implica a tu colegio. Habla con tus hijos. No podemos permitir que el silencio digital nos robe a una generación entera.

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